¿Estás cansado de tener hormigas invasoras en casa? ¡Estas prácticas trampas caseras las eliminarán para siempre!

Invasoras, organizadas y especialmente tenaces, las hormigas saben hacerse un hueco en los rincones más pequeños del hogar. En cuanto llega el buen tiempo, estas plagas de interior forman disciplinadas colas en la cocina, ocupan grietas en las baldosas del suelo o se instalan cerca de charcos de agua. Aunque su presencia pueda parecer inofensiva, pronto se vuelve molesta cuando atacan los alimentos o se infiltran en los armarios. Pero no es necesario recurrir a productos químicos para deshacerse de ellos: existen soluciones caseras baratas y muy eficaces para acabar con ellos. Bicarbonato, azúcar, vinagre o incluso posos de café pueden bastar para detener la invasión. Para actuar a largo plazo, hay que entender cómo funcionan, atrapar a las que se pasan de la raya y evitar que vuelvan limpiando la casa. A continuación te explicamos cómo volver, de forma natural y sin dañar tu hogar.

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Trampas caseras sencillas, eficaces y baratas
Las trampas caseras para hormigas suelen basarse en cebos, atrayendo a los insectos con un ingrediente dulce para que lleven una sustancia letal a la colonia. La mezcla más conocida es la de bicarbonato de sodio y azúcar granulado. Uno atrae a las hormigas, el otro las envenena al reaccionar con su sistema digestivo. Una simple cucharada de cada ingrediente colocada en un platillo en el camino de las hormigas es suficiente. Las hormigas transportan entonces el veneno de vuelta al nido, eliminándolo en origen. Es esencial colocar esta trampa en un lugar tranquilo, lejos del tráfico humano, para evitar molestar a las hormigas.

Otra opción igualmente temible es la miel mezclada con diatomeas comestibles. Este polvo fino, inofensivo para el hombre y los animales, es un verdadero azote para las hormigas. Actúa abrasando sus caparazones y secándolas. La miel atrae, el polvo mata. Este dúo funciona bien tanto en interiores como en exteriores, especialmente cerca de los alféizares de las ventanas o en las terrazas. También se puede optar por una mezcla de agua, azúcar y bórax -una sal natural-, pero hay que tomar precauciones, porque el bórax, aunque natural, puede ser tóxico para los niños y los animales domésticos. Por lo tanto, debe reservarse para las zonas inaccesibles.

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Repelentes naturales para ahuyentarlas sin matarlas
Si prefiere repeler a las hormigas en lugar de matarlas, algunos ingredientes cotidianos ofrecen excelentes resultados. Es el caso del vinagre blanco, cuyo fuerte olor perturba los rastros de feromonas que dejan las hormigas. Pulverizando una mezcla de mitad agua y mitad vinagre a lo largo de rodapiés, umbrales de puertas o alféizares de ventanas, puede cortarles el paso y desorientar a toda la colonia. Si se repite a diario, esta acción acabará por desalentar el asentamiento.

El zumo de limón desempeña un papel similar. Altamente ácido, actúa como barrera olfativa y física. Pulverizado sobre zonas muy transitadas o mezclado con un poco de agua en un pulverizador, hace que la zona sea infranqueable para estos insectos. Para reforzar el efecto repelente, se pueden añadir aceites esenciales como los de menta, lavanda o citronela. Estos olores tan potentes son insoportables para las hormigas, que detestan ser molestadas en su organización. Unas gotas en un algodón o un paño bastan para mantenerlas a raya.

Prevenir las plagas de hormigas: buenos hábitos a adoptar
Una plaga de hormigas en la cocina
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Antes de recurrir a las trampas, lo mejor es limpiar la casa para limitar el riesgo de infestación. Las hormigas entran en casa casi siempre por una razón: la comida. Por eso conviene guardar todos los productos dulces o grasos, ya sean galletas, mermelada o comida para mascotas, en cajas herméticas. Las migas deben desaparecer rápidamente después de las comidas, al igual que las gotas de líquido dulce sobre las superficies de trabajo. Hasta el más mínimo rastro puede alertar a una hormiga exploradora y desencadenar la llegada de toda una colonia. El cubo de la basura debe mantenerse bien cerrado y limpiarse con regularidad, sobre todo en verano.

También deben inspeccionarse y sellarse los posibles puntos de entrada. Las hormigas pueden entrar por grietas en las paredes, juntas de ventanas mal selladas o respiraderos sin protección. Se puede utilizar sellador de silicona o una junta hermética para limitar el acceso. En el exterior, cuidado con las plantas trepadoras que tocan la fachada, ya que suelen servir de puente para los insectos. Incluso en pisos altos, las hormigas pueden subir desde el sótano o el patio siguiendo una tubería.

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