Despídete del moho: ¡con estos sencillos pasos evitarás que vuelva a aparecer de una vez por todas!

El moho invade nuestras casas silenciosamente y se instala con una persistencia formidable. A menudo invisible al principio, avanza por rincones húmedos, recovecos mal ventilados y materiales porosos, hasta dejar su huella con antiestéticas manchas y un olor característico. Además de ser antiestético, el moho puede causar verdaderos problemas de salud, sobre todo respiratorios, a las personas sensibles. En nuestras casas, con calefacción y poca ventilación, encuentran un caldo de cultivo ideal. Sin embargo, es posible mantenerlos a raya a largo plazo tomando medidas sencillas y adoptando hábitos adecuados. Para evitar que vuelvan una y otra vez, es esencial actuar sobre las causas profundas (en particular, los problemas de humedad) y no sólo sobre las consecuencias visibles.

Ventilación, deshumidificación, limpieza específica… cada detalle cuenta para restablecer un aire sano y preservar la calidad de su vivienda a largo plazo.

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Ventilar eficazmente cada habitación todos los días

La ventilación es una de las formas más sencillas y eficaces de evitar que se instale el moho. El aire interior se satura rápidamente de humedad, sobre todo en habitaciones húmedas o con poca calefacción. Abrir las ventanas de par en par durante al menos diez minutos al día, incluso en invierno, ayuda a renovar el aire y a expulsar el exceso de humedad. También es importante dejar abiertas las puertas interiores para favorecer una buena circulación del aire entre las habitaciones.

Si su casa está equipada con un sistema de ventilación mecánica, asegúrese de que funciona correctamente y limpie las rejillas de ventilación con regularidad. Por otra parte, un sistema de ventilación mal mantenido puede favorecer la acumulación de humedad en rincones mal comunicados. La renovación constante del aire evita que la condensación se deposite en paredes y ventanas, lo que reduce en gran medida el riesgo de aparición de hongos microscópicos.

humedad moho

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Reducir las fuentes de humedad en el hogar para limitar la formación de moho

Incluso con una buena ventilación, es difícil deshacerse del moho si la humedad ambiente sigue siendo demasiado elevada. Por eso es esencial identificar y limitar las fuentes internas de humedad. Secar la ropa en el interior, cocinar al vapor o darse duchas largas aumentan la concentración de agua en el aire.

Recomendamos utilizar una campana extractora eficaz en la cocina e instalar una ventilación eficaz en el cuarto de baño. Después de ducharse, deje la puerta entreabierta y la ventana abierta para evacuar el vapor. Si utiliza una secadora de condensación, vacíe regularmente la bandeja de agua y limpie los filtros. Cuando la humedad supera el 60%, un deshumidificador de aire puede ser útil para restablecer un equilibrio saludable en las habitaciones más sensibles.

Trate las zonas sensibles antes de que sea demasiado tarde

Las esquinas de las paredes, los marcos de las ventanas, las juntas de los azulejos y los armarios mal ventilados son lugares donde el moho suele instalarse. Hay que prestar especial atención a estas zonas. En cuanto aparezcan los primeros síntomas (como manchas negras o halos oscuros), hay que actuar sin demora. Una mezcla de vinagre blanco y agua caliente puede ser suficiente para limpiar las superficies contaminadas, siempre que se deje secar bien después. El bicarbonato de sodio aumenta la eficacia del tratamiento, desinfectando sin dañar las superficies.

En materiales porosos como el yeso o la madera, el tratamiento debe ser más riguroso. A menudo es necesario lijar o sustituir la superficie dañada si la infiltración es antigua. Además, después de cada limpieza, es crucial identificar el origen del problema: fuga de agua, condensación localizada o aislamiento deficiente. Si no se resuelve por completo la causa, los hongos volverán a aparecer.

Moho

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Adapte su distribución interior para evitar trampas

Ciertos hábitos de distribución favorecen el estancamiento de la humedad. Pegar los muebles contra las paredes impide que el aire circule libremente y crea zonas propicias a la condensación. Lo mejor es dejar unos centímetros entre las paredes exteriores y los muebles voluminosos. Del mismo modo, evite las alfombras o moquetas gruesas en las habitaciones propensas a la humedad, ya que retienen el agua y las esporas.

En los armarios, coloca absorbentes de humedad o bolsitas de carbón activado para limitar el riesgo de moho en la ropa. Utilice materiales transpirables, como algodón o lino, para las cortinas y la ropa de cama. En cocinas y baños, los revestimientos hidrófugos evitan que el agua se filtre en las paredes y alargan la vida de las superficies.

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