Lavar en el lavavajillas o a mano: ¡el simple error que todo el mundo comete después de las comidas y que hace perder una enorme cantidad de dinero!

Con el precio del kilovatio-hora por las nubes, el precio del agua potable al alza y la preocupación por el medio ambiente en aumento, todo el mundo intenta limitar su consumo doméstico. La cocina se está convirtiendo en un espacio de optimización, en el que se escruta cada gesto. Lavar los platos, por ejemplo, plantea una pregunta que muchos se siguen haciendo: ¿hay que lavar a mano o utilizar un lavavajillas para ahorrar? Contrariamente a la creencia popular, no siempre es el aparato más «moderno» o «automático» el que consume más energía. Siempre que se adopten los reflejos adecuados, uno u otro puede ser más o menos ventajoso. Así que no se trata sólo de elegir bando, sino de entender cómo funciona cada método, dónde se esconden los residuos y cómo hacer que estas acciones sean más eficientes, más respetuosas con el medio ambiente y, sobre todo, más económicas.

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Lavavajillas: más económico de lo que crees

Contrariamente a la creencia popular, un lavavajillas moderno utiliza menos agua que un lavado manual. Un modelo reciente con un programa ecológico utiliza una media de 8 a 10 litros de agua, mientras que el lavado a mano puede gastar más de 40 litros si se deja el grifo abierto. A largo plazo, esto supone un ahorro considerable, sobre todo en los hogares con mucha vajilla. Además, la alta temperatura reduce el tiempo de secado y elimina más bacterias, sin necesidad de un segundo aclarado.

Sin embargo, aunque los lavavajillas consumen poca agua, utilizan mucha electricidad, sobre todo para calentar el agua. Aquí es donde entra en juego la importancia del programa elegido. El modo «Eco» puede alargar el tiempo de lavado, pero a veces puede reducir a la mitad el consumo de electricidad. En cambio, los ciclos rápidos o intensivos, que a menudo se utilizan de forma incorrecta, aumentan considerablemente la factura energética. Para compensar, algunos hogares optan por una instalación conectada a un calentador de agua solar o a un suministro de agua caliente, limitando así el consumo eléctrico del lavavajillas.

Lavavajillas

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Lavar a mano: más caro si se gestiona mal

Lavar a mano puede parecer económico a primera vista. Sin embargo, la mayoría de los hogares dejan correr el agua continuamente sin darse cuenta. En diez minutos, esto representa varias decenas de litros desperdiciados. Si el agua se calienta en la cisterna, el coste aumenta aún más. Utilizar dos cubas (una para lavar y otra para aclarar) puede reducir la cantidad de residuos, sobre todo si se opta por una esponja eficaz, un detergente lavavajillas con buena acción desengrasante y agua ligeramente templada en lugar de caliente. Así, es posible competir con el lavavajillas en algunos puntos, siempre que se sea metódico.

La cantidad y la frecuencia marcan la diferencia

El número de personas en un hogar influye mucho en la rentabilidad de un método sobre otro. Una pareja o una sola persona pueden tardar varios días en llenar el lavavajillas, lo que puede provocar olores desagradables o la necesidad de prelavado y, por tanto, duplicar el consumo. Por el contrario, una familia numerosa llenará el aparato rápidamente y aprovechará al máximo sus capacidades. Por otro lado, los platos poco sucios o los aperitivos no justifican un ciclo completo. En este caso, es más apropiado un lavado a mano rápido y bien gestionado.

Mejorar la eficacia con unos sencillos consejos de lavado de vajilla

Hacer que uno u otro resulte más económico no depende sólo del electrodoméstico o del gesto, sino también de la organización. En el caso de los lavavajillas, la regla de oro es no ponerlos nunca a medio lavar. Evita también los ciclos de prelavado: basta con retirar los restos sólidos antes de apilarlos. En el aspecto manual, es mejor lavar rápidamente después de la comida para evitar incrustaciones, lo que reduce el esfuerzo y la cantidad de agua necesaria. Utilizar una palangana o tapar el fregadero también puede ahorrar varios litros cada vez que laves la vajilla.

Líquido lavavajillas Líquido lavavajillas

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La importancia del equipamiento utilizado

Al igual que una lavadora vieja puede pesar mucho en la factura, un lavavajillas obsoleto rara vez es un aliado económico. Los modelos clasificados A++ o A+++ según la antigua clasificación son los más rentables, sobre todo si se someten a un mantenimiento regular (filtros, brazos de lavado, sal regeneradora, etc.). Del mismo modo, al lavar a mano, una esponja gastada o una cantidad incorrecta de detergente suelen obligar a aclarar más, o incluso a empezar de nuevo. Por tanto, la elección del detergente, la temperatura y los accesorios pueden tener un impacto real en la factura.

Agua caliente o fría: una cuestión de contexto

Mucha gente piensa que se necesita agua muy caliente para lavar correctamente. Pero el agua caliente aumenta el consumo de energía sin mejorar siempre el resultado. Un buen detergente líquido y el tiempo de remojo suelen bastar para compensar una temperatura moderada. En un lavavajillas, el agua alcanza a veces entre 60 y 70 °C, pero la temperatura sigue siendo muy baja.