Ya sólo el nombre evoca poesía y delicadeza. El ombligo de Venus (Umbilicus rupestris) es una planta silvestre que a menudo encontramos sin prestarle atención. Crece en los rincones húmedos de viejos muros, en las grietas de las rocas o a lo largo de los caminos, como un pequeño milagro vegetal. Sin embargo, tras su aparente sencillez se esconden cualidades sorprendentes. Comestible, medicinal y muy fácil de cultivar, esta planta suculenta tiene hojas redondeadas con el centro hueco, de ahí su curioso nombre. Utilizada durante mucho tiempo en los remedios de la abuela, está volviendo a nuestros platos y jardines. Ha llegado el momento de redescubrir esta planta olvidada, que merece un lugar entre las imprescindibles de los jardineros curiosos y los amantes de la naturaleza.
Fácil de cultivar, agradable a la vista y buena para comer, lo tiene todo a su favor. Ofrece a los jardineros una planta útil, resistente y versátil. Para los paseantes exigentes, ofrece un poco de frescor para picar. Y para los que prefieren las curas naturales, ofrece una hoja delicada y nutritiva. ¡Conozca sus dulces secretos!
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Venus navel: una planta suculenta que adora las paredes
La Venus navel pertenece a la familia de las Crassulaceae, como las amas de casa y los orpini. Se distingue por sus hojas gruesas, brillantes y redondeadas, que forman una roseta carnosa. Esta planta perenne crece de forma natural en zonas sombrías y húmedas, a menudo en paredes rocosas, muros viejos o terraplenes de piedra. Muy resistente, se adapta bien a grietas estrechas y ambientes pobres, lo que la convierte en una especie perfecta para zonas de difícil cultivo. Crece entre 10 y 40 centímetros de altura, según las condiciones, y florece en primavera y verano, mostrando largas espigas de pequeñas flores acampanadas de color amarillo pálido.
Una planta comestible olvidada de sabor fresco
Poca gente sabe que esta planta es comestible. Sin embargo, sus hojas jóvenes son crujientes y jugosas, con un ligero sabor vegetal que recuerda al del pepino. Suelen consumirse crudas, preferiblemente recolectadas entre otoño y primavera, cuando la planta aún no ha florecido. En ensaladas aportan un toque original. También pueden utilizarse como base de aperitivos, aderezados con queso fresco, hierbas o pesto. Algunos las conservan en vinagre para hacer delicados encurtidos. Evite las hojas demasiado viejas o expuestas al sol, ya que se vuelven duras y ligeramente amargas, perdiendo su atractivo gustativo.
Planta de ombligo de Venus (Umbilicus rupestris)
Crédito: Wendy Cutler/Flickr
También es un remedio ancestral para dolencias menores
El ombligo de Venus se utiliza en medicina popular desde hace siglos. Sus hojas frescas, ricas en mucílago, tienen un efecto calmante y cicatrizante. Aplicadas directamente sobre la piel, alivian pequeñas quemaduras, ampollas y arañazos. A continuación, se retira la fina membrana para revelar la pulpa, que se aplica sobre la zona a tratar. Este apósito a base de hierbas es fácil de usar y muy eficaz para heridas leves. Para uso interno, algunos preparados de jugo de hoja tienen propiedades depurativas y diuréticas. Sin embargo, esta planta no debe consumirse en grandes cantidades sin consejo médico, especialmente en mujeres embarazadas o en período de lactancia.
Cultivar Venus navel: fácil, incluso en una pared
El cultivo de la Venus navel requiere un esfuerzo mínimo. Se adapta bien a muros de piedra, rocallas o intersticios de viejas escaleras. Prefiere un suelo drenado y calcáreo y una exposición a media sombra. Las semillas pueden sembrarse en primavera u otoño, o las plantas jóvenes trasplantarse en estado silvestre, teniendo cuidado de no arrancar una alfombra entera. No es necesario regar salvo en periodos de sequía grave. Esta planta es resistente al frío moderado, hasta -10°C, y no necesita abonos. Una vez establecida, germina espontáneamente y coloniza lentamente la zona, creando una alfombra verde atractiva y respetuosa con el medio ambiente.
Cosechar la planta Venus navel con inteligencia y respeto
Para consumir esta planta o utilizarla como tratamiento, es esencial cosecharla con criterio. Hay que quitar algunas hojas de cada planta, evitando deshojarla. Las hojas más tiernas, en el centro de la roseta, son las más interesantes, tanto para cocinar como con fines medicinales. Es mejor recogerlas por la mañana, cuando están llenas de humedad. Si se desea conservarlas, se pueden guardar en un lugar fresco durante dos o tres días, o marinarlas en vinagre con hierbas. Para secarlas, deben mantenerse alejadas de la luz, en un lugar ventilado, para conservar sus propiedades sin resecarlas.
